domingo, 7 de noviembre de 2010

La insatisfacción... ¿Una pandemia?
Hoy vivimos una disociación dramática, y a menudo trágica, entre el progreso tecnológico y material y el progreso moral. El resultado es un manifiesto y extendido estado de insatisfacción (casi una pandemia). Esto se ve en los vínculos, en las actitudes, en lo profesional, en lo individual, en lo grupal, en todos los ámbitos>.
Nada alcanza, la queja está a la orden del día, más allá de todo lo que lleguen a tener desde el punto de vista material e inmediato, la mayoría de las personas parece no encontrar o no saber cuál es el sentido de su vida. Mientras tal sentido no emerja, prevalecerá la angustia existencial, la sensación de vacío.

¿Cómo vivir, en este contexto y más allá de las apariencias, una vida con sentido, una vida plena y que además lo sea a partir de lo cotidiano, de lo real, de lo palpable y accesible de nuestras experiencias?
Cuestión de valores

Quizás deberíamos comenzar por explorar los valores, no como algo abstracto, sino como componentes de nuestra vida, y ver cuál es el modo de sostenerlos, qué ocurre cuando los respetamos y qué cuando faltamos a ellos. Enumeremos valores: empatía, colaboración, respeto, solidaridad, humildad, honestidad, gratitud, compasión, aceptación, compromiso, lealtad, generosidad, buena fe, amor. ¿Qué pasa cuando están ausentes? ¿De qué modo podemos hacerlos presentes? En un caso o en el otro afectarán a nuestros vínculos, a nuestro modo de estar en el mundo. Porque ningún valor es imaginable si no incluimos al otro, si no recordamos que el otro es condición de nuestra propia identidad, y no simplemente un medio o un obstáculo para nuestros fines.
Los valores se viven, no se declaman. No hay otra forma de ponerlos en práctica que no sea convertir en acciones aquellos valores en los que creemos. Nuestros valores deberían convertirse en nuestra segunda piel. Así como no nos quitamos la piel cuando dormimos o cuando estamos solos, también nuestros valores tendrían que estar vigentes en nosotros cuando estamos a solas y nadie nos ve.






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