martes, 27 de julio de 2010



ALARDEAR

¿Qué oculta el que se vanagloria?
LA JACTANCIA ES EL TÉRMINO QUE DEFINE A AQUELLOS QUE SE ALABAN A SÍ MISMOS DE MODO ARROGANTE POR ALGUNA CUALIDAD O POSESIÓN


Li Misol li.misol@listindiario.com
Santo Domingo
La frase popular: “Dime de que te jactas y te diré de que careces” encierra una gran verdad. El ser humano busca siempre exhibir lo que considera mejor de sí mismo o de sus posesiones, con el objetivo casi siempre de sepultar sus flaquezas, de ocultar por lo que piensa será rechazado de sí o por lo cual pudiera sentirse devaluado, todo por temor a la descalificación. Es por eso que todos en un momento o el otro, a sabiendas o sin intención, hemos pecado de alardosos.
Según la psicóloga clínica y terapeuta familiar Kathya Flores de Abis, “el alarde se traduce como ostentación y gala que se hace de alguna persona y cosa, ostentar es evidenciar o mostrar alguna cosa”.
Añade que la palabra es sinónimo de jactancia o vanagloria y así, hacer gala tiene que ver con “lucir o preciarse de algo haciendo una alabanza propia presuntuosa. Es decir: “quien alardea, es alguien que se alaba a sí mismo, jactándose de sí de manera arrogante”, define la experta.
SimulaciónLa también presidenta de la Asociación Dominicana de Terapia Familiar (Adotefa), comenta que quien presume o se jacta de algo, hace un intento por ser aceptado y no sólo tratando de mostrar lo mejor, sino esforzándose por negar lo peor de sí, queriendo mostrar lo contrario o reforzar la imagen que quiere proyectar de sí mismo, aunque sea algo forzado como sucede con el alarde, con lo que se ostenta algo que se “tiene”, pero no necesariamente algo que se “es”.
“Todo ser humano necesita validación, sentirse único, especial e importante, ser reconocido, amado y valorado por quién es y esto surge desde su nacimiento”, expresa Flores de Abis sobre la raíz del comportamiento del alardoso. Añade que un bebé necesita ser visto, tocado y amado por sus padres y requiere de cuidado físico, pero también emocional; necesita confianza, seguridad, aplauso a sus primeros logros, moti
vación para seguir desarrollándose sanamente.
Cuando este intercambio de contacto y comunicación entre padres e hijos se da, sirve de motivación y las palabras de estimulación verbal animan al hijo a confiar en sí mismo y sus potencialidades porque alguien valioso para él lo ha confirmado a través del aplauso.
LA MUESTRA DE LAS PROPIAS CARENCIASCuando el intercambio de contacto y comunicación se da entre un hijo y sus padres y familiares cercanos, esto sirve de motivación, anima al pequeño a confiar en sí mismo y sus potencialidades “porque alguien valioso lo ha confirmado a través de una palabra de estímulo o de una señal de reconocimiento”, expresa la directora clínica Centro Terapéutico Kathya Flores y Asocs.
Ahora bien, cuando esto no se da, la persona tratará de obtener esa seguridad y reconocimiento a los méritos que le fala a través de sus propios logros, y si aún no lo consigue, ya no le quedará otro camino que ostentar sus logros a los demás, como forma de obtener algún reconocimiento, de ser visto y tomado en cuenta.
Alardear sirve para exhibir la aprobaciónEl alarde, esa cualidad negativa por la cual una persona cualquiera exhibe sus posesiones o sus cualidades con el objeto evidente de lograr reconocimiento o, en ocasiones, hasta envidia de quienes le rodean, se presenta en niveles, y esos niveles, según comenta la psicóloga y terapeuta familiar Kathya Flores de Abis, “están directamente relacionados con los niveles de autoestima, los cuales fluctúan según nuestra autoimagen, el concepto que tenemos de nosotros y lo que los demás dicen que somos”.
Flores de Abis, quien preside la Asociación Dominicana de Terapia Familiar (Adotefa), explica que todos tenemos la necesidad de ser aceptados y de pertenecer al grupo. “Si nos incluyen, aplauden y reconocen, sentimos que gustamos a los demás y somos aceptados y nuestra autoestima se fortalece. También si nos sentimos capaces de desenvolvernos en la vida, de ser útiles e importantes, nuestra autoimagen será positiva; si, por el contrario, nuestro autoconcepto es negativo, siempre estaremos buscando ese reconocimiento que n
o nos dieron”.
RefuerzoSi este refuerzo público tan necesario es inexistente, la persona hará alarde de sus cualidades para mostrar a otros que ya ha sido aprobada o reconocida, pudiendo esto convertirse en algunos casos hasta en una conducta adictiva. “Es como vaciar el mar en un vaso roto, el problema no es lo que se le eche, sino de fondo, y por eso nunca se sacia o llena”, advierte Flores de Abis.
Por eso la vida personal y el desenvolvimiento social de un alardoso se complican. La directora clínica del Centro Terapéutico Kathya Flores y Asocs expresa que el jactancioso sigue vacío, pues en lugar de trabajar en su ser interno para proyectar hacia fuera quién es, convirtiéndose en persona nutridora y capaz de aportar a los demás, y ser alguien querido, “se enfoca demasiado en el tener, pensando en ser alguien atractivo a los demás, por lo que tiene o puede comprar”.
ErrorPero estas personas se equivocan en su manera de ver las cosas, ya que con su actitud sólo podrán comprar el interés y quizás alarde de algunos que, como él, intentan llenar un vacío existencial con lo material. Se ve un claro ejemplo en quienes trafican drogas o prostitución. “Con tal de tener, viven perseguidos y siguen sintiéndose rechazados y vacíos, porque el tener nunca va a llenar el ser, que sólo se llena con una nutrición espiritual, emocional, relacional y afectiva”, declara Flores de Abis. Así, quien se vanagloria de sus posesiones termina convertido en un ser antisocial, que no encaja, y al final lucha inútilmente para terminar siendo inaceptado, lo que es frustrante.
Una persona que hace alarde de sus cualidades o posesiones sólo llega a consulta psicológica cuando las consecuencias de su conducta le han creado conflictos en sus relaciones más importantes o a nivel social e incluso laboral.

NUEVA PROPUESTA EDUCATIVA PARA DISMINUIR LA DESERCION


Promueven nueva manera de enseñar


Por Bethania Apolinar
Santo Domingo
Una nueva propuesta educativa que disminuye la deserción estudiantil y aumenta el rendimiento de los docentes, fue presentada ayer a rectores de universidades y personalidades del ámbito educativo. El programa, orientado a que los maestros adopten una nueva manera de enseñar, está siendo introducido en el país por The Pacific Institute, con más de 38 años de experiencia en el área de aprendizaje congnitivo, a través de la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC).
Mediante este programa, los jóvenes aprenderán sobre cómo sus creencias y aptitudes actuales forman sus expectativas para el futuro, a tener control sobre lo que piensan y a utilizar este poder para cambiar la manera en que viven sus vidas.
La presentación de la propuesta estuvo a cargo del nicaraguense Mario Rappacioli, quien explicó que el programa no ha sido inventado, sino que está basado en las últimas investigaciones en psicología cognitiva y la teoría del aprendizaje social de prestigiosas universidades.
En los últimos 16 años más de 500 instituciones de educación superior en el mundo reciben los beneficios de los programas de estudios de The Pacific Institute, con sede en Seattle, Washington, Estados Unidos.
Rappacioli, empresario e inversionista extranjero, resaltó que 200 mil alumnos reciben anualmente estos programas que procuran “enseñarle a la gente cómo es que el ser humano piensa”, para que la toma de decisiones sea más eficaz y efectiva.
La presentación fue encabezada por el rector de la UFHEC, Alberto Ramírez Cabral, y el rector del recinto Santo Domingo, José Ramón Holguín Brito, quien resaltó las ventajas de la propuesta que comparten con otras universidades del país.